martes, 30 de julio de 2013

En lo profundo.

Cómo caen las lágrimas
precipitándose a la almohada,
arrastrándose lentas,
a penas visibles en la oscuridad,
viajando con ellas los fragmentos de tu recuerdo
que mi memoria  no olvida.

Tan pesadas como el dolor
que en mi pecho palpita,
que mi remordimiento agita,
que mi arrepentimiento alimenta.

Innecesarias las palabras
que de mi boca sangran
espesas y corrompidas.

Sonrisas perdidas en mi alma,
tuyas y mías
y que ahí escondidas quedan
no queriendo emerger y ser libres.

Encadenada cada parte de mi cuerpo
esperando su llave lejana,
hundida aún por el peso
que no la deja flotar.

Y fuera yo, en la nada suspendida,
en dudosa calma que me hallo,
sin saber olvidar y dejar atrás.

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