miércoles, 24 de abril de 2013

Ambos.

Tu alma errante, que se cruzó con la mía.

Ambas perdidas, desprovistas de amor,
ambas buscando sin saber qué.

Atravesada la tuya por la espada brillante y cruel,
envenenada la mía por falso saber.

Curadas ambas de lo malo,
Se comprenden aliadas.

Incolora la tuya,
insabora la mía.

Y luego los rayos del sol
que ya amanece tras la noche llorosa.

Atravesados ahora ambos por la luz,
ahora iguales los dos. Ahora solo los dos.

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