martes, 16 de abril de 2013

Cómplice perfecta.

Cómplice que eres en mis tiernas travesuras,
compañero que siempre me tiende la mano.
Así te veo yo,
mi deseo a una estrella fugaz cumplido al fin.

Una bella figura que no adorna el paisaje,
si no que le da vida y color,
del que te vuelves protagonista, vaya que sí.

Igual de adorable que un niño al reír,
igual de libre que un pájaro bailando entre nubes,
igual que el aire que susurra al todo,
que está en todas partes y a la vez en ninguna.

Tal es tu presencia en mi memoria,
que nunca se borra,
y allá a donde quiera que abra mis ojos
te encuentro de pie situado,
con tu sonrisa encantadora,
mágica, como las de los príncipes azules
de aquellos cuentos en los que me creo la princesa.

Esperando impaciente tu llegada,
sentada en mi trono tan nerviosa,
como la primera vez que se espera
a Papá Noel con un vaso de leche y galletas,
tan ilusionada como la niña que soy.

Pues no pido otra cosa a los reyes magos,
ni a las estrellas fugaces, ni es otra cosa
la que le rezo a Dios y a la virgencita
que alargar mi brazo
mi mano se encuentre con tu mejilla,
que de verdad se sonroja tímidamente,
porque en verdad la veo con mis propios ojos.

pues no quiere otra cosa mi pequeño corazoncito
que desear a los años venideros
agilidad y vitalidad
para que terminen lo antes posible
y verte, y besarte, acariciar y dejar de soñarte.

Los milagros son pocos los que se cumplen,
pero, ¿ qué mejor regalo que el milagro del amor
unido al milagro de la vida ?
Total, son dos regalos que se conceden,
sin intereses ni letra pequeña, a todo el mundo,
dos pequeñas y chiquitinas ilusiones
que junto al milagro de tenerte junto a mí
crean la armonía perfecta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario